Saturday, October 20, 2007

Y vuelvo y vuelvo...


Yo creo que con esto, publicado en El Caribe de hoy y escrito por Euri Cabral, puedo terminar el tema de Amable. [Las cursivas y negritas son mías.]


Amable y la degradación de la política
Las acciones de campaña de Amable Aristy Castro muestran el grado más profundo de degradación del ejercicio político y un populismo que parecía haber sido superado en nuestro país.
Por Euri Cabral / El Caribe


La campaña electoral en nuestra nación ha tomado un giro que entiendo sumamente peligroso para el presente y el porvenir del ejercicio político.

Las propuestas programáticas y las discusiones de temas de relevancia nacional han sido sustituidas por la entrega vulgar de dinero a la población.

Los principales candidatos están tratando de convencer al electorado no con sus propuestas de soluciones a la problemática nacional, sino con su capacidad de dar dinero a quienes les siguen.


El caso más patético y que mayor vergüenza provoca es el del candidato presidencial del Partido Reformista Social Cristiano, Amable Aristy Castro.

Este político recorre las calles de la nación entregando papeletas de dinero, tirando pollos vivos desde su flamante jeepeta Hummer en un acto de deshumanización sin límites.

Estas actividades son una verdadera burla a la dignidad y a la pobreza de los dominicanos, una afrenta al ejercicio de la política como un ciencia pura y digna, tal y como planteó el Padre de la Patria.

Amable monta un circo de desvergüenza cada vez que visita una población. Durante muchos años el doctor Joaquín Balaguer, mentor político de Amable, se burló de la miseria dominicana con la entrega de funditas que eran un acto de degradación de la especie humana y que mostraban hasta la saciedad cómo los reformistas eran capaces de jugar con los sentimientos y con el hambre de la población. Amable retoma esos actos indignos de Balaguer y los eleva a la máxima potencia.

Ver a mujeres pobres corriendo con niños recién nacidos en los brazos para alcanzar una papeleta es un espectáculo digno de estar en la antología de la iniquidad humana.

Ver cómo son lanzados desde los vehículos de dicho candidato pollos vivos que son descuartizados antes de llegar a tierra, por la población hambrienta y harapienta, es un acto propio de la mejor novela del realismo mágico de Gabriel García Márquez.

Ver cómo se le pone en la mano un billete de RD$100 a un niño de dos meses, es un acto que debería avergonzar a sus promotores.


Amable degrada la política y degrada su condición de candidato presidencial. Amable asume las formas más vulgares e irrespetuosas del populismo creyendo que con eso está fortaleciendo su liderazgo y su ascendencia en las masas.

Es todo lo contrario, la gente le coge el dinero pero su imagen de un presidente no es la de un mercader de la política sino la de un líder que le garantice mejores oportunidades, empleos y educación para tener un futuro más luminoso.

En la medida en que Amable reparte dinero y pollo, como un vendedor ambulante en su guagua anunciadora, en esa misma medida se deteriora su imagen y sus posibilidades de ser un presidente digno y representativo del país.

Y si bien es cierto que nombrar en el gobierno gente cuestionable o seguir a Miguel Vargas por el dinero que posee y puede dar, son también acciones condenables desde la óptica del ejercicio digno de la política, no es menos cierto que las acciones de Amable rompen todos los esquemas posibles de clientelismo político y muestran un grado de desesperación y miopía política antológicas.

Por acciones como esa y por la falta de visión para el ejercicio de la política es que el PRSC camina hacia la desaparición y el olvido.





Pienso que no hace falta decir nada más.

Que tengan un buen fin de semana.

Paz!



A.

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